
Hoy estaba yo meditabundo, cuando se me ha ocurrido escribirte esto, va sobre un tema que actualmente está muy en entredicho: la eutanasia. No sé si coincidirás con mis puntos de mira en estos temas (más bien, no me importa), pero aun así, te dejo el tema en el aire para que lo medites un poco, nunca viene mal alguna que otra reflexión...
Para mi forma de pensar, la muerte es asunto de Dios, no de humanos. Si a mí me ocurriese algo de eso, yo jamás querría morir por mí mismo, yo quiero luchar hasta el final, hasta que Dios quiera, no quiero morir a manos de hombres, pues mi vida no pertenece a los hombres.
Mi vida pertenece a Dios, mi patria no es España o cualquier otro país, mi patria es el Cielo. (Filipenses 3,20)
Por otra parte, ajenos a la religión, la eutanasia está fuera de sentido por completo. Nadie, en ningún momento tiene dominio alguno como para decir: "Mi hijo sufre mucho, quitadle la vida".
Entonces, ¿Dónde queda la igualdad entre todas las personas, estamos diciendo que el sufrimiento de un ser humano se sobrepone a la vida de otro? Estoy hablando de la eutanasia involuntaria, que es donde se dan más casos por el estilo.
En eutanasia activa y de propia voluntad, tampoco me considero a favor, simplemente porque un gobierno jamás ha de consentir unos medios para quitarle a una persona su vida, ¿No estaríamos cayendo en una complicidad de asesinato? Las propias leyes hablan por sí solas. Si quiere la gente, que se suicide, pero que un gobierno no se manche las manos de sangre bajo ningún concepto.
¿Soluciones?
- Mejores cuidados paliativos en centros hospitalarios.
- Tratamiento psicológico y psiquiátrico con cualificación excelente, al servicio de los afectados.
- Suministro de medicaciones debidas para paliar dolores de forma más eficaz.
- Mayor atención a afectados por enfermedades raras, en muchas ocasiones ahí encontramos un gran problema, con enfermedades que le ocurren a una decena de personas en todo el mundo, por ejemplo.
Pero, repito, JAMÁS, hay que recurrir al asesinato como vía de salida, es una salida fácil y fuera de la ley y los derechos humanos fundamentales a la vida. Además de un acto sumamente pecaminoso.
Pues eso, aquí nadie decide sobre la vida de nadie, el que no quiera vivir, que se suicide, pero que no manche de sangre las manos de el gobierno entero de un país.