jueves, 19 de febrero de 2009

Sobre... 1Timoteo 4,3


Hoy dejo este regalito, sobre una confusión bíblica de un amigo, a ver qué os parece...
Resulta que él es cristiano, pero no católico, y encontró una cita bíblica de la carta de San Pablo a Timoteo dpnde se hablaba de gentes que prohibirían el matrimonio, y lo achacó en error de exégesis al sacerdocio en celibato de la Iglesia Católica. Pues bien, aquí dejo un planteamiento razonado que no lo señala así como él me contó... Espero que os guste y os haga razonar.

Esa gente proscribe el matrimonio y prohíbe el consumo de determinados alimentos que Dios creó para que los creyentes y los conocedores de la verdad los comieran dando gracias. (1Timoteo 4,3)

Resulta que señalaba al clero católico como una supuesta profecía pulina... Pero vas errado.

Me explico.

Sabemos por ciertos documentos de la época (entre ellos, el propio libro de los Hechos de los Apóstoles) de el florecimiento de sectas cristianas que hablaban del creyente conocedor del Logos (La Palabra de Dios), que apoyaban que Jesús era sólo espíritu visible para los que tenían fe y que consideraban al creyente como un ente grandioso y cercano a Dios, al que se le ha concedio el Conocimiento. ¿Sabes de lo que te hablo?

Gnosticismo, eso es todo.

Cuando Pablo hablaba de gentes que vendrán y prohibirán el matrimonio habla de las primeras sectas gnósticas (el simonismo, entre ellas) que humillan la posición de la mujer respecto al hombre. Tanto que hablan de María como "una mujer masculina", y prohíben el matrimonio por la tentación de la carne (lascivia) que se produce en la mujer, tentada en el Génesis por la serpiente del Maligno. Esto se puede demostrar en evangelios apócrifos (como los de Nag Hammadi). Te dejo un pequeño ejemplo de lo que te digo:

Simón Pedro les dijo: "Que María nos deje, pues las mujeres no son dignas de vida". Jesús le contestó: "Yo mismo la guiaré para que se pueda convertir en un espíritu de Vida, semejante al de vosotros, varones. Pues todo aquél que se haga varón a sí mismo entrará en el Reino de los Cielos". (Apócrifo de Tomás, versículo 75)

Ése era el verdadero sentido que achacaba San Pablo en sus versículos, no confundamos a esos "espíritus mentirosos" que se decían a sí mismo seres sobre los demás simplemente por creer (los gnósticos) con la Iglesia Católica.

Este hecho de los gnósticos lo podemos encontrar en:

Desde hacía un tiempo, vivía en esa ciudad un hombre llamado Simón, el cual con sus artes mágicas tenía deslumbrados a los samaritanos y pretendía ser un gran personaje. Todos, desde el más pequeño al más grande, lo seguían y decían: «Este hombre es la Fuerza de Dios, esa que es llamada Grande».

Y lo seguían, porque desde hacía tiempo los tenía seducidos con su magia. (Hch 8, 9-11)

Se le atibuye a Simón el Mago la fundación de la primera secta gnóstica, el simonismo, que lo considera Dios hecho carne.


(Producción propia)

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